La cuestión criminal no son solo normas, es arte, literatura, imágenes culturales y ficciones a través de las cuales el conflicto criminal se desarrolla en un ritual que le da contenido. La cuestión criminal, sea entendida jurídica o sociológicamente, es un hecho ficcional que debe ser comprendido gracias a una serie de imágenes culturales que solo son asequibles desde el arte, en tanto son las expresiones a través de las que se puede visualizar en mayor medida cómo son las mentalidades y sensibilidades que conforman una cultura. La obra parte de la idea de pensar el juicio como un drama, una ceremonia o un ritual. El enjuiciamiento penal moderno es un mecanismo de interacción social, un ritual judicial en el cual los distintos actores representan un papel con el fin de hallar una verdad a un conflicto. Esa dramatización reconstruye no solo una verdad sino la redefinición de dicho conflicto que es producto de una ficción y a través de esta, de una catarsis individual y colectiva, en tanto es generadora de una identificación comunitaria y con ello de una mayor cohesión. A partir de todo ello, la obra estudia cómo se constituyó la ficción e imagen cultural del acusado, especialmente, sobre si dicha ficción e imagen cultural se corresponde con las garantías que lo resguardan y conforman.